La Quinta Proyección al aire libre


Por: German Muñoz Gallardo


El pasado 5 de mayo en los jardines de un renovado, pero ya conocido por todos Hotel de la localidad, se llevó a cabo la quinta proyección al aire libre por parte de los buenos muchachos de ASMERG. Y digo buenos muchachos con una intención muy alejada a la de Martin Scorsese en la famosa película de 1990, lo refiero porque el equipo que compone la Asociación Mexicalense De Recorridos Y Guías ha llegado a materializar uno de sus principales objetivos: la colectividad.




Esta fiesta de cine, cerveza y diversión al aire libre fue la cereza en el pastel para quienes ese día tuvieron la suerte de alcanzar lugar en el del ya afamado “tour de la cerveza artesanal” un recorrido diseñado por los ASMERG para los amantes y para los no tan amantes de la cerveza artesanal a través de las más representativas casas cerveceras de la localidad con el objetivo de que conozcan los procesos que conforman la producción, comercialización y sobre todo la identidad local de este producto que como la espuma, va en aumento; con un recorrido guiado por un experto y dirigido por los mismísimos maestros cerveceros los participantes experimentan en persona uno de los movimientos que mejor definen a Mexicali.





Para los que no tuvimos la suerte de participar en el recorrido, nos tocó seguir las dinámicas propuestas en redes sociales, en las que muy acertadamente se repartieron cortesías gratis a través de patrocinadores o expositores… esto ya de entrada trasmitió al público la sinergia con la que se estaba preparando la tradicional proyección al aire libre que con el pretexto perfecto; Quentin Tarantino, su estilo que no enfada y dos de sus infalibles textos fílmicos (Jackie Brown y Pulp Fiction) reunió a público de todas las edades (eso sí, mayores de edad por aquello de la cheve). Aquellos que tuvieron la sutileza de ser puntuales también pudieron disfrutar de una exquisita selección de películas y cortometrajes de producción independiente y 100% local por parte de alumnos y egresados de la carrera de Medios Audiovisuales.





Sin duda, hablar de identidad local no quiere decir hablar únicamente de cerveza artesanal, no me malentiendan, quiero decir que la cerveza representa un elemento que ha logrado cohesionar a generaciones enteras y que aprovechando que por fin estamos de acuerdo en algo, nos ha mostrado la infinidad de actividades que se pueden lograr cuando un grupo de personas, en este caso toda una generación, nos cae el veinte que hay intereses, en común.




En el área del jardín cervecero disfruté como pocas veces del placentero arte de socializar con extraños (por aquello de la cheve) y tuve la satisfacción de conocer a gente interesantísima, que ya mirando para donde iba la idea del evento y su carácter de impulso colectivo lograban adaptar “su pequeño proyecto independiente” a esta gran bola de nieve que crece y crece. Hubo quien atinadamente decidió convocar a sus amigos y celebrar allí su cumpleaños. Conocí a una pareja de chavos que venían de alguna ciudad en Arizona, que al ver la publicidad y el movimiento en redes sociales decidieron no complicarse la visita exclusiva y reservar en el mismo hotel donde se realizaba el evento; me platicaban que les parecía un evento muy particular por su propuesta y que en medida de que las ciudades fronterizas impulsaran este tipo de actividades, las generaciones emergentes se acercarían más a la cultura y al turismo locales. Hubo huéspedes del hotel que sin saber del evento decidieron bajar, pagar su cuota simbólica de entrada y disfrutar “como nunca antes de la gente y la ciudad de Mexicali”.







Al recorrer los jardines en los que se llevó a cabo el evento, al darme cuenta de que los cerveceros cada vez iba borrando nombres de sus menús, ver a la gente disfrutando la noche, al platicar con los expositores que con sonrisas de satisfacción indicaban que el público había respondido como era de esperarse, al observar al personal de los foodtrucks avisando a los visitantes que se habían acabado las ordenes por ese día, la cantidad de personas que preparó su noche de películas con picnic como elemento de válvula de escape al estrés de una semana difícil. Me resultó inevitable reflexionar sobre la mencionada comunión que se llega a lograr con los demás y como esto suele hermanar y unir a las personas, lo mismo puede ocurrir si imprimimos un poco de voluntad entre todas estas personas para conseguir nada más y nada menos que el bien común, aquí vimos algo sobre identidad local, sobre colectividad y sobre cultura, pero que tal si incluimos a ecologistas, a artistas, talleristas, a teatreros o muralistas.

¿Qué pasaría?








Fotografías: Gibrán Nafarrate

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